jueves, diciembre 27, 2012

Librero

Sí. Aquella noche volé.
Las paredes me eran insensibles.
Mi otro yo
lo dejé al cuidado de no sé.
Y te vi.
thump
librero, dónde estabas que no te vi.

Sí. Esa noche te encontré,
tiritando al calor de la noche cruel.
Te sentía
y tú a mí.
Juntos cuando
no lo estábamos.
thump
librero, dónde estabas que no te vi.

Sí. Una noche me dejaste entrar.
A tu hogar y a tus secretos.
Secretos de piel
que se susurraban entre
roces.
Tomé tu mano. La sostuve.
Te quise.
Te quiero.
thump
librero, no te vayas.
si te vas, la alejas de mí.

thump.

viernes, diciembre 21, 2012

Moonfall

I woke up today
and saw the moon shining.
It had an eerie look,
shining amidst the glorious sun.
I saw the moon, staring into
me. Why
is the moon there,
anyways? It feels closer,
everytime. I couldn't help
but feel it would sometime
come to the earth and uncover
all of its secrets at once.
Is it time, Moon?

Children gather outside,
they see the moon falling.
And they still play. Will
they be their own friends?
I do not know. I have
a question to ask.
Can I play, too?
Hide and seek.
Is it time, Moon?

Life is going outside,
and I'm still here. Looking
at the moon.
It feels like it's been a while
since I last saw you, Moon.
The carnival draws near.
Might I be ready to
celebrate you, Moon?
Is it time, Moon?

People out there know
there is time for everything.
Dawn is our life,
even for the terrible fates.
I must dress-up, join
the revelry of outside.
I want to live,
before my self is consumed.
Consumed by everything.
Is it time, Moon?

It is the dawn of a new day.
Moon, come join us.
Join us and dance.
Celebrate.
Celebrate days, and nights,
and twilights, and dawns.
Does it feel good to do the right
thing, Moon?
Is it time, Moon?

Moon, come down to Earth.
And dance,
dance with me.
Is it my time, Moon?

miércoles, diciembre 19, 2012

La pleur

Escribo esto porque quise contarte. Contarte no sé qué. Contarte.
Ayer lloré, ayer lloré mucho. Supe que lloré porque mis ojos estaban hinchados y ardían mucho. Yo no sabía que por llorar te ardiesen los ojos. Pero creo que fui una excepción: a mí me arden mis ojos si lloro. Es muy molesto y, al mismo tiempo, me hacen sentir especial porque yo no sabía que llorar lastimara los ojos.
No recuerdo haber llorado. Sólo supe que lloré por el dolor de mis ojos. Ni siquiera sé por qué pude haber llorado. Mi lógica me orilla a esta conclusión por mis ojos hinchados. Y nada más, no sé nada más. Mi memoria se muere ahí. No sé por qué lloré, y eso me perturba. ¿Por qué habría de llorar si no tengo motivos para llorar? Quiero acordarme, pero, pues, no.
No sé por qué te estoy contando esto. No sé si te importe, no sé si te llegue. No sé si pueda compartirme. Compartirme. Es una bonita palabra; significa que mi mundo no sólo será mío, sino también de alguien más. Es bonito. Compartir. Sentir que tu recuerdo no perdurará sólo contigo, sino con alguien más que quiere compartirte y ser feliz a tu lado, sea tu amigo, tu familia o tu amor.
Cuando tu mundo no sólo te es tuyo, las cosas son más
¿fáciles? Yo no sé. Volví a llorar otra vez mientras escribía esto. Qué raro, yo no sentía tristeza alguna. Yo no me sentía mal, yo no tenía ganas de llorar.
¿Por qué lloré? No entiendo. No entiendo nada. Tendría que entender, pero mi cuerpo sólo llora. Llora despiadadamente y yo no sé por qué llora. No quiero llorar. Es horrible llorar. No me siento mal, yo no quiero llorar, no tengo motivos para hacerlo. No voy a llorar. No.
Lloré otra vez.
Y otra vez.
Y otra vez.
Y no pude dejar de llorar.
Mis ojos arden y están hinchados. Pero no sé por qué.
Otra vez, volví a llorar.

viernes, diciembre 14, 2012

Ashes of the lost twenties

This is the ash of a cigarette
light. A light in rain, in
clouds, in old memories
where I dreamt of
smoking in other worlds.
Here, ashtray,
ashtrays, ashes of burned,
scorched butts that can't
breathe any longer
but just adhere to my
pink lungs and turn them gray
like my heart is becoming right now.
I miss the way
you took a cigarette,
lit it up and exhaled the smoke
of death. But I can't
miss
dead cigarettes. They're dead.
Dead. Like cigarettes must be.
I took in a wholesome breath.
I felt how my lungs
ached, longing for forgiveness.
I felt how I didn't mind.
Oxygen, no oxygen. There is
no
oxygen for you. Boy,
have you been smoking in the house?
No, I haven't.
Chimneys of
great factories fall.
I haven't smoked, I swear.
I swear I haven't smoked.
I haven't.

martes, diciembre 11, 2012

Una leve languidez

Una leve languidez
que invade, inapetente de nada,
mi cuerpo.
Los párpados se mecen,
acurrucan niños,
se cierran.
Conectar, unir y sentir.
Yemas,
lágrimas, besos, labios.

Una leve languidez
del cuerpo. Sabor a menta y ácido
sulfúrico. Un dedo surca
la marea desconocida. Se pierde.
No vuelve.
Yemas,
lágrimas, deseos, manos.

Una leve languidez
que mece al necesitado, que
arrulla y consiente
a los que lo necesitan.
Espejos de mis propios sueños.
Rostros redondos en espejos curvos de colores
Yemas,
lágrimas, sueños, ojos.

Una leve languidez.
Yemas,
lágrimas,
cuerpos,
uno.

lunes, diciembre 10, 2012

Debo admitir

"I must admit
I can't explain
any of these thoughts
racin' through my brain
Baby, I'm howlin' for you."
The Black Keys, Howlin' For You


Debo admitir que mi cabeza es un desmadre.
Debo admitir también que la disfruto.
Y que cuando la padezco, es horrible.
A la larga, no creo que sea tan bonito todo.
Ni modo.

domingo, diciembre 09, 2012

Estruendo

Estruendo.
Y con gran estrépito entraron en la ciudad.
Y lo saquearon todo
Retumbaban las calles al paso.
Grandes carros de madera jalados por tenaces
hombres, caballos, peones,
miserias.

La guerra atrae hacia sí
la calamidad de espíritu como
la Tierra atrae a los hombres.
La gente se consume, la gente consume
a otra gente. Es la ley del más duro.
El que sobrevive, es un héroe.
El que no, un mártir.
El que desaparece por siempre,
un traidor.

Así fue cómo una ciudad dejó de ser
ciudad,
y creyó ya no tener un nombre.
Fue así como la rapiña asaltó el lugar.
Mujeres, hombres incluso,
arrastraron su dignidad a cuestas.
Otros, la vendieron; unos más
la perdieron y no saben dónde.
Funestos días en que el hombre
deja de ser hombre.
Cascarones vacíos
sobre caballos fieros.

El sol resplandece sobre
la blanca cabeza de un valle sin nombre.
La naturaleza conquistó y arrebató cenizas
y las hizo suyas.
Rama tras rama absorbió
sangre, honor y gloria.
De los hombres ya no existe nada.
Sólo un estruendo que anuncia
lo inevitable.


miércoles, diciembre 05, 2012

En una cajetilla

En una cajetilla
vienen 20 cigarros.
Uno dos tres cuatro diarios.
Hubo una vez en que diez, quizá.
Encendedor,
flishflick, listo. *aspira*
Bocanadas de humo con sabor a hueso.

En una cajetilla
vienen 20 cigarros
que sin quemar huelen bonito.
Pero sin quemar, ya no tiene chiste
un cigarro
porque no se va a fumar.
*aspira*
Esas cosas te van a matar.

En una cajetilla
vienen 20 cigarros,
sinónimos de desprecio, de algunos.
Esos algunos dicen que
viviré menos.
Que así sea.
Que lo que menos me importa aho*aspira*
ita es vivir.
Esos sueños te van a matar.

En una cajetilla
vienen 20 placebos.
Muchas marcas, lo mismo casi siempre.
A veces, el presupuesto no
permite gastar.
Letras en la colilla.
¿Qué dice la tuya?
La mía dice *aspira*
no puedes soñar.

En una cajetilla
vienen mis 20 sueños.
Consumo uno a uno,
disfrutando cómo arden
y cómo el humo sólo queda.
Cáncer, gangrena, fetos
en la cajetilla.
Cada uno se consume, se va.
*aspira, la colilla se va*

En una cajetilla
vienen 20 cigarros.
Mis cigarros se van.

lunes, diciembre 03, 2012

Mmaannooss

Mmaannooss.
Juntas. Son manos juntas.
Pares de manos distintas.
Pares de manos juntas. 

Ssuueeññooss.
Sueños sobre ciudades. Sueños
sobre sueños que sueñan con otros sueños,
sueños de otros, 
sueños juntos.

Oojjooss.
Pares de ojos. Mares de ojos por surcar,
mar de agua dulce, perderse en el mar.
Ojos tuyos,
ojos míos por igual.

Llaabbiiooss.
No hace falta decir
nada más.

miércoles, noviembre 28, 2012

Gusano

Gusano
 corre        corre      frena   sedetiene

Gusano a v a n z a o  t  r  a   v  e   z

mientras corre corre corre yo voy
                  dentro
y miro  que 
          hay   
miel ahí.        Corre    cooorrreeee.
Altototal.
Ojos. No nos movee,otra vez cooorreee.

mientras corre corre corre yo voy
       mirando que
el recorrido se acab.
No.   Se tiene 
   que ir, ir. 
La miel se va. No, no se ha de acabar.
Gusano corre corre corre una más. 
Miel que
deshace y rehace.
El gusanosedetieneotravez.
B
  a
    j
      a
        r.
Mmaannooss. 
Suspiré.
Miel que endulza mi mano, mis ojos.
Mi voz. Gusano, adiós gusano.
Adiós, a 
ti. 
Hasta 
m(dulce miel, adiós)añana.

lunes, noviembre 26, 2012

Rien

Flotar en la
es algo maravilloso, ya que alrededor de mí
no hay
.
Debería describir cómo
es la
para otros,
pero la

no puede describirse.
Porque es mi
.

Aquí,
en mi
,
las cosas son bellas. Aquí nunca hay

que me lastime. ¿Te había dicho que mi
es maravillosa? ¿Sí?

Oh, vaya.
Mi
es hermosa porque
no hay
.

Porque aquí no hay

más que yo.
Y

más.

domingo, noviembre 25, 2012

Fils du corbeau.

Recuerdo bien
que una pluma negra (suave, suave
muy, muy suave) me tocó la frente.
Cerré los ojos más fuerte, pluma (
oh, dulce, dulce)
que insistía, persianas que se cerraban. No
más luz.
Criatura de la oscuridad,
creí, pensé, soñé. Un roce, roces de plumas
(muy, muy suaves) negras sobre mi mejilla.
Temblé.
Me sentía bajo su yugo
(plumas negras muy, muy suaves).
Inamovible, tenso y en calma.
Me rodeó.
Temblé un poco más.
(suaves, suaves plumas)

Alas oscuras
(de plumas muy, muy suaves)
alrededor de mí. Son cálidas
(suaves), tenues.
Haces de luz. ¿De dónde
viene el fulgor (¿de las suaves plumas?)
?
Volteé, cerré más los ojos.
Dolían. Una (suave, suave) pluma
besó mis labios.

Mientras cerré los ojos.
(suaves, nocturnas)
Recuerdo bien.
Yo (plumas
suaves, oscuras. Mías por un momento) cerré los ojos.

miércoles, noviembre 14, 2012

Fantasmas de color

Puedo ver, puedo ver por ahí.
Verdes.
Muchos campos
verdes.
Yo no sabía que en
la ciudad hubiera campos 
verdes. Como en las fotografías de
campos
verdes. Pero los hay.
Verdes. Muy, muy verdes.

La ciudad
casi siempre es
gris. Gris como los grises
de las nubes pueden ser cuando
quieren ser
grises por querer llover.
Gris, quizá como un metal que
perdió su brillo gris
y ahora sólo es un opaco
gris. No sé dónde vi campos
verdes.
Si todo aquí es gris.

Azul no es el cielo.
Es más como lila,
azul
dicen porque no sé.
El mar es
azul, porque refleja el
azul del cielo.
Pero no es
azul, ya lo dije. Es como lavanda, pero parece 
azul. Pero aquí no hay mar
azul, y a veces tampoco hay cielo
azul. Sólo hay una ciudad gris,
donde veo campos 
verdes en donde no hay más que 
gris.

martes, noviembre 13, 2012

Death and all her flowers

I remember when
my fingers lingered in the wind.
Grasping fingers
just because they were used
to (these darn habits,
so useless). Walking down the street,
getting the hang of talking
and knowing each other.
What else might we find there in the green lush of
a dream? This street seems to me
as an inviting game.
Get to know me, find me and fulfill me.
But not fulfill me, just be there.
Be my friend,
perhaps,
a childhood sweetheart, an innocent
lover of old.
Walking,
get used to walking, find treasures buried
beneath the dark and white asphalt
of roads still not taken.
Take my hand and let it go. Take my fingers
as a proof of sweetest
love. Why, oh, why
did this happen to me. Death followed me,
flowers in Her hand. Death, you so silly.
Hold her hand, her fingers, ride worms till 
it is time to go.
Bye, love. 

jueves, noviembre 08, 2012

Soliloquio hallado en una hoja de papel

Supuse entonces que el aire te había reemplazado. Pues sí, te habías ido y el sillón se sentía bastante amplio. Más de lo que uno se esperaría donde acostados a duras penas caben dos. Me incorporé y miré al suelo. Encontré en mi brazo una hebra de cabello que parecía tuyo, pero era muy corto. Tallé un poco mi cara, me deshice de ese vello que sospeché mío y fui a asomarme a la ventana.
Quise creer que te encontraría retozando en todo tu brillo matinal allá abajo, en el patio. Pues no. Sólo quedaban los ya marchitos capullos de rosas que habías sembrado hace como dos semanas, que no resistieron nada. Recuerdo perfectamente que emocionada los plantaste y, en vez de querer que crecieran, te daba curiosidad saber cómo se morían. Y los olvidaste a propósito. Yo no entendí nada cuando lo hiciste, mucho menos ahora, que amaneciste mucho antes -pareciera ser- que yo.
Debo admitir que me quedé como estúpido viendo el patio a ver si de pura casualidad te aparecías por ahí. Por supuesto, no pasó maldita la cosa. Sabes bien que me encanta perder miserablemente el tiempo. Rendido, pues, fui a mi cuarto, otra vez con la tímida esperanza de encontrarte ahí. Ja, qué risa. Me dije que mejor hacía algo productivo previo a buscarte o comenzaría a perder la razón. Tomé una toalla, calzones limpios y entré al baño.
Unos minutos más tarde, absorbido en el mundo mojado de la regadera, disfrutaba yo de mi propia abstracción. Recordé y recordé y recordé tantas cosas que dentro del cancel del baño habían sucedido. Reí un poco, te imaginé patinando en el piso, llevándote mi torpe cuerpo contigo, aterrizando estrepitosamente uno sobre el otro, enredados, muertos de risa, besándonos. Dejé de reír y sonreí, creyendo que me asemejaba ya al Guasón de tanto que estiré la boca. Je. Es bonito, ¿sabes? Recordarte.
Como el bóiler no es de paso, el agua caliente no duró mucho . Las sesiones de congelador no me apetecen, mucho menos en invierno. Salí, casi corriendo, tiritando bestialmente. Puta madre. Pinche bóiler, no mames. La toalla puesta, los calzones a media nalga. Me abalancé sobre la cama pulcramente tendida y me metí debajo de las sábanas. Un poco más cómodo, acomodéme mi ropa interior y esperé a que mi cabello y piel dejaran de tener escarcha. Puta madre, qué frío tuve. Quiso mi mente pensarte, y a tus pequeños brazos rodéandome para olvidar que afuera estamos a menos n°C.
Suspiré, como es normal cuando algún prurito melancólico me anda picando las costillas. Otros tantos minutos después, sin tanto frío, me vestí, como si fuera yo a alguna fiesta: medio galán, medio pandroso, medio yo. Sentí que era una forma de atraerte; de decirte que me había puesto guapo para ti, que quería plantarte unos besotes y que desayunáramos juntos. La esperanza me brilló en la cara cuando me vi en el espejo, acabado de vestir.
Así que salí hacia la cocina, confiando en que estarías allí, medio dormida, sorbiendo un café, leyendo un periódico viejo de la semana pasada que ya habías repasado tres veces. Y nada. Yo mismo me preparé un tinto y saboreé lo cargado que estaba -como me gusta-. Desperté del todo, una manzana tomé del frutero, miré al techo, miré a la ventana de la cocina. Un pájaro peleaba con otro. No quería violencia, sólo quería encontrarte. Los espanté. Huyeron de mí, pero es muy probable que siguiesen luchando. Te extrañé un poquito más.
Tomé la taza y caminé hasta la puerta de entrada. La abrí, sentía ganas de beber café sentado sobre la banqueta, recargando la espalda contra mi casa. La abrí, y ahí estabas, sentada donde yo quería sentarme. Tenías tu taza de los Bitles, humeando ésta té de noséqué. Me volteaste a ver, con unos ojos profundos y bellos, que me decían "siéntate conmigo". Sonreí de nuevo; me aplasté al lado tuyo, tú con tu té, yo con mi café, tu cabeza recostada en la mía, mi brazo rodeando tu espalda, disfrutando juntos el paso del tiempo y de un sol que alumbraba como un cálido día de primavera.

martes, noviembre 06, 2012

Ímpetu

Mis dedos se estiraron.
Eso es: alcanzar,
abalanzarse sobre.
Mi mano se abrió,
empuñando el aire y sosteniendo
el frío vacío de no encontrar más que
aire.
Mi brazo se aferró.
Abrazar el hierro que abrasa suavemente
la piel de mis huesos.
Se queman mis células,
se envenenan,
se mueren y renacen.
Mi pecho se estremeció.
Convulso e impaciente, ¿qué no es
esto más que el sueño de un corazón,
latir desbocado nutriendo un cuerpo?
Mi cabeza quizá se perdió.
Saben que mis manos ya no son manos,
lazos,
sienten que la vida
se les va y son
ahora parte de la vida de otro.
Mi cuerpo desapareció.
Estallidos,
mi cuerpo no está.
Hierro derritiéndose en grandes hornos,
dedos surcando las grietas de labios ajenos,
el suspirar de los valles.
El eco en las montañas,
gritos de muerte que dan paso
a átomos nacientes.
Ella ahí está.
Diciéndome con los ojos
que un impulso la orilló
a desaparecer un momento,
en el espacio vacío
de sueños lúcidos, de teamos perdidos.
Su cuerpo desapareció.
Pero la vida volvió a ella.
Y el río desembocó en el mar. Y los ojos se abrieron, las luces fulminantes se apagaron.
Y el calor de dos irradia en medio de una nada
que les es única.

martes, octubre 30, 2012

El camino

Dime tú, que si en estas calles
teñidas de rojo
se puede encontrar un camino.
La palidez invernal
me dice que te has ido.
¿Te habrás ido?
La calle roja me dice que no.
Camino hacia el centro,
Sol en algún horizonte lejano.
Dime tú,
busco caminos,
en estas calles rojas. Encuentro mensajeros, policías,
el tenue palpitar de ciudad boyante y llena de todo
lo que la hace.

Soñé alguna vez con recorrer los callejones y
avenidas de esta ciudad pálida y escarlata.
Soñé,
alguna vez,
con buscar el centro de todo.
Soñé, incluso,
con que en estas calles te hallaría. Cerca.
Cerca de mí.
Como si no hubiera otra cosa.
Sólo estarías tú. Sólo estaría yo.
Estas calles rojas se mueven y palpitan sin cesar.
Ciudad sin descanso,
siempre despierta,
veinticuatro siete.
Siga usted circulando.

Dime tú,
si entre los intersticios de tus oscuros ojos
no me habré yo perdido,
en vez de en estas calles rojas,
como yo siempre creí.
Dime que sigo aquí,
buscándote,
que no me he perdido en ti
en estas bulliciosas calles de la ciudad pálida.
Dime que no estoy extraviado.
Dime que no me he perdido.
Dime, antes de que me trague la marea
de paseantes, que van cada uno a su destino
mientras yo
no.


Caminar.
Todo es cuestión de caminar.

Pregunté a un señor muy particular
si éste era el camino para llegar
a tu camino.
Me contestó:

"Señor, no hay camino.
  Lo único que hay es lo que se debe hacer.
  Siempre es transportar,
  siempre es alimentar a quien nos dio vida."

Estoy desconcertado.
Ya no sé dónde estoy.

domingo, octubre 14, 2012

La ignorancia de la Revolución

Sé que lo que llegue a escribir aquí no lo leerás.
No me conoces, sólo me viste una vez.
Sin embargo, redacto estas despreciables líneas
con la idea de que podrás verlas alguna vez.
Aunque, de todos modos,
sé que no pasará.

Tecleo esto sólo para...
No estoy seguro.
Quisiera decirte un par de cosas.
Pero no sé si podré.
Tecleo esto para,
de alguna forma,
hablarte.

Hay una vaga sensación entre mis dedos,
que se escurre como el roce entre piel distinta.
Tengo en mi mano un recuerdo,
tengo en mis ojos
la visión de una turba.
Una manifestación de cosas que
no entiendo, pero que yo mismo
manifesté,
No creo volver a manifestar.

Enciendo la televisión y estás ahí,
corriendo entre la gente agitada,
gritando consignas, volanteando.
Imagino que cuando te entrevistan no ves al camarógrafo;
en cambio, me ves a mí.

Y cuando apago la transmisión, cierro los ojos, imaginando
que yo te entrevisté, que me viste con ojos de ilusión,
ante la idea de que a alguien le importaba tu Revolución.
Me importa tu Revolución,
pero yo no te entrevisté.
Imaginé que te entrevistaba,
pero, no.

Hay veces en que la policía te persigue,
te identifica como agitadora.
Ellos te clasifican como ignorante;
tú, a ellos, también.
Te matarán si los provocas,
los apedrearás si te les acercas.
No lo hagas.
No te olvides de que hay a quienes les importa tu lucha.
Hay a quienes les importas tú.
Y me tienes a mí.

Sin saberlo, me acusas de pasivo.
Me acusas de no hacer nada por el bien común.
No me importan ellos,
me importas tú.
Pero admiro tu forma de seguir lo que quieres.
Yo no te he querido seguir.
Tengo miedo.
Tengo miedo de olvidar por qué estaba ahí, en primer lugar.
Luchar por algo más que no seas tú.
Y olvidarme de que estás ahí.

Prefiero entonces que me ignores
y admirarte en secreto.
Tu ignorancia es agridulce.
Pero no puedo hacer nada para cambiarla.
Mientras, se vuelve más amarga con el tiempo.
Tuve que escribir esto para amainarla un poco y
sentir, por un momento, que respiro.

No tengo ya mucho más que decirte.
Sólo que sueño contigo, pero tú no conmigo.
Yo escribo esto porque...
Escribí esto porque yo...
Esto está aquí porque yo te...

¡Vivan los héroes que nos dieron Patria!

Escribo esto porque temo la Revolución.
Temer. Tengo miedo.
Temo que en el levantamiento
la turba no me deje verte.
No me deje seguirte
Y te vayas.
Y no regreses otra vez.

Te vayas y yo no sepa por qué te fuiste.

Mi gran temor es perderte.
Mi gran temor es perderte,
sin poder hacer nada,
sin poder tenerte aquí,
sin saber por qué nunca estuviste aquí.

lunes, octubre 08, 2012

Déspota entre manos.

Tanto poder se aloja en mi mano.
Crea, construye, genera, concibe.
Ella es la extensión de mis designios,
la que materializa,
la que da vida.

Pero hoy, no.
La vida es del fracasado.

Mis manos están un tanto pálidas,
resienten el paso del frío matinal
y la humedad no les tiene misericordia.
Entumidas se mueven,
se desprenden del letargo que una gélida mañana les brindó.

Sienten que una vez despierten,
no habrá límites,
no habrá barrera irrompible.
A fuerza de puños
todo caerá y quedará a su merced.

Sienten las ganas de tomar
y sentir entre sus falanges cada átomo de todo.
Sostener el mundo entero,
dejarlo caer y observarlo romperse.

Ver cómo se desintegra.

Mis manos sueñan con desgranar,
desgarrar, cortar.
Tienen ganas de derramar, soltar,
lastimar y atemorizar.
Mis manos tienen ganas de causar dolor,
de ahuyentar,
de hacerte huir.

Mis manos tienen ganas de destruir el mundo,
de sucumbir ante sus pasiones sádicas.
Tienen ganas de quebrar, destruir su mundo.
De verlo arder entre las llamas.
Sentir cómo se escapan sus ilusiones, sus deseos y sus sueños,
por entre las llamaradas naranjas.
Ver cómo te consumes.
Ver cómo caes.
Ver cómo se esfuma lo que más aman
sentir en cada esquina de sus dactilares
y reírse de ello.

Quieren ver cómo la vida se va.
Quieren ver que la vida es para los idiotas.
Quieren verlo caer todo,
para que cuando ya no quede nada,
caigan ellas también.

Mis manos, mis manos.
Mis manos están carbonizadas.
¿qué le ha pasado a mis manos?

Éstas son cenizas que huelen a manos quemadas
que ya no son mías,
sino también tuyas.

domingo, octubre 07, 2012

Autorretrato

Mira esos ojos.
Tienen vida, sueños
y melancolía.
En esa miel han pasado muchas cosas.
Muchas personas, quizás unos mundos.
Algunas se han ido;
quizás ya no regresen.

Un cuerpo consumido
en sus propios vicios.
Mente despierta y soñadora
en un cuerpo que no resiste sus propios embates.
Diseñado frágil,
pero tenaz, obstinado y un poco torpe.
Quizá hoy se puede levantar.
Es un juego que se llama
"A ver quién resiste más".

Procesador de cuádruple núcleo,
turbocargador,
mal diseñada está la tarjeta madre
que no puede enfriarse rápido.
Concebido en hornos estelares,
fascinación propia (y ajena, tal vez).
A veces las lágrimas son la única forma de disipar tanto calor
del cuarto de máquinas.

Cigarros,
cigarritos. Pasiones que consumen, besos por dar,
un salto que dar; puede ser que soñar pueble
uno que otro corazón.
Llene un alma
que sienta que no se llena con nada.
Un brasero apagado,
ciencias atómicas que explican la chispa.

Es tiempo de vagar.
Encender.
Siempre traigo conmigo un encendedor
para encender. Hay fuegos, se sabe,
que deben ser perpetuos.

Llenar me llena.
He de seguir llenando.
He de vivir.
Vive, hombre.
Vive.

jueves, septiembre 27, 2012

Errante

Miro
y puedo leer.
Sé interpretar.
Sé decir.

Veo,
a través de mis ojos,
con mis neuronas,
con mi piel,
el sudor que nos embarga.

Mis manos.
Están frías, me palpan,
me tocan.
Me sienten, pero no sienten
el mundo que las rodea.
El aire. El aire no existe.

Veo,
veo el mundo.
Se desdibuja;
pasa del trabajo final,
al bosquejo, a la hoja en blanco.

Ya no hay más mundo.
Ya no hay más nadie.
Sólo existo yo.
Porque a ese mundo en reversa
yo no pertenezco.
Mis pensamientos ni mis sueños,
tampoco.

No hay más mundo
que lo que mis ojos quieren ver.
No hay más mundo
del que puedo ver más allá.
No hay más mundo
porque simplemente
no hay.

Sólo soy.
Sólo sé que soy.
No pertenezco.
No pertenezco al mundo.
No pertenezco a nadie.

Quizá deba despedirme.

Lo que no entiendo
es cómo llegué a mundos
donde creyeron que pertenecí.
Sujetaron un fantasma.

No sé si me deba ir.

Las relaciones humanas
son muy confusas.

Estoy seguro de no pertenecer.
Y eso es,
sublime.

Pero...

Tampoco
pertenezco a mí.

Lo peor que puede pasar
es que el líder de la Revolución
al final de cuentas
sea un
traidor.

domingo, septiembre 16, 2012

Botellas vacías

Una noche en que yo
no te tuve
(pero te quería tener),
fui a una pequeña reunión. Un cumpleaños
donde sólo conocía a dos personas.
¡Qué importa!, me dije.
Fui, con la intención de no saber de mí
y olvidar
que no te podía tener
aquella noche.

Un par de tragos después, entrado en calor
los desconocidos no me parecían
tan desconocidos, sólo
extraños, pero
buena onda todos.
Recargado contra el hombro de la cumpleañera,
sosteniéndome
la espalda de su mejor amiga,
una hora después, me encontraba
trastabillando por ahí,
aún consciente
(creo).

Salimos al OXXO, provisiones para todos;
no había ni aguas locas.
Un tequila, par de rones y cigarros.
Regresamos,
pomos en mano a seguir festejando
a la cumpleañera;
la patria qué, esa morra puede
(y pudo)
esperar.

Un rato más tarde,
las venas hasta el pito de etanol,
recostado en una mesa,
maréandome como buen borracho,
te vi,
recargada en un muro.
Pero sabía que no estabas ahí;
ahí, para mí no había nadie.
Sí, estaba solo
(bueno, un poquito, solamente).
Entonces, ¿qué
fue lo que vi en un muro?

Volví a ver y no había nadie.
Le eché la culpa al alcohol.

Quizá un poco aterrorizado por
esa visión,
llegué con esta amiga.
Hablé, hablé, hablé.
Seguías ahí.

Una pequeña herida fresca
que soñaba con no cerrar,
pero quería vivir sin dolor.

Más alcohol, borrachos random.
Ya no volviste a regresar.
Pero te pensé, pero te pensé.
Creí que te vi otra vez,
pero me convencí
de que estaba
en un error
(creo).
Nunca he sido bueno para convencerme
de nada.

Dormí, dormí, dormí.
Y cuando desperté
cargué mi Cruz.
No había más ganas de soñarte
porque hacerlo me dolía, sin quererlo.

Te busqué, te busqué en mi borrachera.
Pero sólo encontré el suelo
y mis manos vacías.


lunes, septiembre 10, 2012

Scars

Look at these scars.
    Look at what they mean.
  They may mean everything about me.
  They may mean nothing at all.
I am not sure.

Look at these scars.
   Now back at your own scars.
  Aren't they beautiful?
  They must be beautiful.
Somehow, they are not. Not at these times.
Who the hell is sure?

Look at these scars,
   so ruthlessly done,
   savage memories of broken dreams,
   of dead illusions.
  What does it mean to have scars?
The pain is still here,
Why am I not sure of anything?

Look at these scars.
  They say I've suffered.
  They say everything still aches.
Look at them, tell me. Why did I hurt myself
in such way?
  Why nobody is sure?

The scars. Do they mean pleasure?
  Suffering?
 What do they mean. I see my scarred skin
 and I don't see anything.
Just vile thoughts running,
  pushing me to an edge.

Scars, these scars.
  My charred being is not far
from becoming a giant
pile of fucking ashes.
  Consumed. There's no blood, there's no blood.

There won't be any blood.
These scars are from blood spilt within.

martes, agosto 14, 2012

No-ficción - Las piedras del volcán y el pasto sobre ellas

Él ya no recuerda cómo fue que terminaron sobre aquellas piedras volcánicas, tirados sobre el pasto. Piensa que tal vez fue aquella ocasión en que quisieron hacer algo en el Centro y se les acabaron las ideas. Tomaron el Metro y de ahí se fueron hasta aquella piedra cubierta de pasto, que parecía ser un césped muy denso. Bueno, esa versión parece ser la más plausible.
Él no recuerda cómo fue que acabaron frente a la Biblioteca. Sólo recuerda que quiso recostarse en el pasto, y que ella lo siguió. Y lo que vino después, de eso también se acuerda.
Vaya que se acuerda. Recuerda bien que, después de echarse sobre la piedra volcánica, ella y él se picaron las costillas hasta el hartazgo; bueno, él más a ella, porque él no es muy cosquilludo. Recuerda, sí, que cuando dejaron de molestarse, estaban muy juntos, el uno del otro.
Él pasó su brazo por debajo de la cabeza de ella. Se abrazaron. Él recuerda perfectamente que ésa era la primera vez que se sentía así en toda esa semana; un día antes había sido su cumpleaños, pero entre todo el barullo no se había sentido tranquilo en un buen rato. Sentirla cerca lo hizo sentirse tan bien.
Hubo un momento, recuerda él, en que sus rostros se tocaban. Ella es pequeña, y estaba acurrucada en él. Él siente (quizá ya lo inventó, estúpida memoria traicionera) que se intentó acomodar el brazo. No había nadie a su alrededor; el silencio era rey; ellos no se decían nada. Él acabó de acomodarse, y ahora los labios de él tocaban la nariz de ella.
Él ya no recuerda cómo fue que ella y él se unieron. Sin embargo, su memoria no le falla al afirmar que no se había sentido así, tan lleno y tan sonriente. No sabe cuánto tiempo pasó. Sólo pasó, sólo volvió a ser.
Estuvieron juntos un rato más. Luego, llegó el momento de irse. En el camino, él le venía cantando una canción de Tin Tan a ella, de ésas románticas-disparatadas del Pachuco de Oro. Se venían riendo, besando. Estaban juntos. Subieron juntos al Metro, y a él se le acabó la memoria.
Y ésta es la crónica de un día que sucedió, hace no mucho, pero que él conserva con mucho cariño dentro de sí.

Irónicamente, más tarde él descubrió que ella prefería a Cantinflas que a Germán Valdés.

viernes, agosto 10, 2012

Ficción - Una historia contenida dentro de un vaso.

Todo es cuestión de perspectiva.
Yo primero pensé que mi fatídico error era haberme liado contigo. Que en un roce de piel me había dejado vulnerable, que te había dejado enraizarte dentro de lo más profundo de mí, permitiendo que perforaras mi mente y mis sentimientos. Te vi como un peligro. Olvida ya lo que dije, olvida ya lo que leíste.
Olvídalo.
Porque en este momento, el párrafo anterior es una mentira.
Hubo una noche en que en mí no hubo nada más que la miserable gana de una ídem borrachera. Supongo que nunca fue lo más correcto, mucho menos lo más sensato; me conozco y sé que, intoxicado, puedo exponerme demasiado y quebrarme completamente. Sin embargo, mi cuerpo deseaba un buen tequila, algo fuerte para apaciguar mi estúpida mente. Fui a la licorera y la asalté.
Un par de tragos más tarde, esa mareada y vívida lucidez me invadió. Estaba solo, botella en mano y pensé en ti. Recordé los rasgos de tu tez, tus animados ojos oscuros, el cabello castaño y desordenado. Recordé aquella vez en que tú... Ya no recuerdo que recordé. Sin embargo, memorizo perfectamente que te dejé de ver como solía verte: como un peligro hacia mí.
Una pequeña imagen, la tuya, que contrastaba con la gris realidad que en torno a mí había yo construido. Luminosa, ¿sabes?
Todo es cuestión de perspectiva.

viernes, agosto 03, 2012

Matters of jealousy, pride and love.

Como se lo comenté a Royal, hay un vacío que ella llena y que, cuando se va, siento deja más vacío todavía. ¿Por qué? No lo sé. Tantas ganas de que no desapareciera de la nada, que de vez en cuando recibiese un mensaje suyo, por el medio que fuese. Y sé que ella no es del tipo de persona, pero que por favor, a su manera, me haga sentir que no me ha olvidado.
Sus celos, a veces desbocados, la forma desdeñosa en la que a veces me habla, me hacen dudar de mí mismo y de la decisión que juntos tomamos. Hace un buen rato no me clavaba con alguien. Y, como la vez anterior, no me clavé con la mejor persona.
Tengo tantos sentimientos encontrados brotándome. Ganas de reclamarle, pero con ganas de callarme al mismo tiempo para estrecharla entre mis brazos en otro de esos momentos juntos. Ganas de estar con ella, ganas de saberla lejos. Ganas de no sentir.
Ganas de mejor no haberla conocido, haberme ahorrado este desmadre y no tener apego con nadie, como lo había venido haciendo.
Y sin embargo, estoy aquí,
esperando a que lo que me prometiste entre plenamente en vigor.
Por dentro, me desgajo un poco;
cuando te veo, me compongo un poco.
El problema es
que ya no sé
si me desgajo más
de lo que me compongo.

miércoles, julio 25, 2012

Je suis un roi.

Una noche, como cualquier otra, salgo al patio de mi casa. Saco mis cigarrillos, abro la puerta de la casa con cuidado (para no despertar a nadie) y enciendo uno. Lo disfruto, sintiendo el frío de una noche como cualquier otra.
Este es un ritual que se repite noche tras noche, mientras me queden cigarros. En la noche, mi voluntad es acatada cabalmente. Aquí, yo soy victorioso, vencido e inquisidor al mismo tiempo.
Una noche en que los papeles se intercambian, yo decido y soy quien quiero ser, viviendo bajo el mismo techo que la principal opositora a mi reinado. Y, sin embargo, usurpando temporalmente lo que es suyo, convierto la casa en una extensión de mis deseos.
Son pequeñas cosas las que cambian el sentido de otras más grandes. Las coronas no te hacen rey. Sólo depende de quién y cuándo esté.
Soy rey de mis propias noches. Y así me encanta que sea.

lunes, julio 16, 2012

Telón.

Es en la noche
cuando suceden
las orgías, los bailes, los sentimientos y los amores.
Es en la noche cuando los dedos rozan otra piel,
otro espacio y otro Universo, 
que no tienen más frontera que el gemir de unos labios.
Es en la noche
cuando el bullicio termina, 
el silencio se escucha, se percibe todo, cada átomo, cada célula de piel.
Es en la noche
cuando caen los telones, 
lágrimas de niños en los rincones, encuentros furtivos, el tenue palpitar
de la noche oscura.
Es aquí, 
cuando aparecen los fantasmas, los sueños, las ilusiones, 
las ilusiones y las frustraciones,
que soñaron con mundos mejores, 
pero que encontraron compañía, en manos 
de alguna señorita en la noche.
Bienvenidos al hermoso mar de la noche, 
que nunca duerme en quienes han decidido embarcarse en sus aguas, 
tratando de encontrarse.
Encontrarse en otro, encontrarse en las aguas de la noche. En que dos besos fugaces 
cruzan las frentes, los amores unidos en un sólo instante.
En un sólo instante que los engulle a los dos, 
hasta el amanecer de un día que
olvidará que la noche existió.

sábado, julio 07, 2012

El gran concierto en el cielo

Si al final, todos estaremos muertos,
flotando entre notas
de alguna canción,
de algún átomo vibrante,
de algún recuerdo vacío.
Soy.
Ahora soy.
Mañana no seré.
Estoy vivo,
y todo este gran espectáculo,
maravilla de mis ojos y oídos.
Estoy,
estoy viendo el concierto más grande,
el gran concierto en el cielo.

lunes, junio 25, 2012

The Hidden Chamber

Este es un bonito poema del honorable señor que es Neil Gaiman.


Do not fear the ghosts in this house; they
      are the least of your worries.
Personally I find the noises they make reassuring,
The creaks and footsteps in the night,
their little tricks of hiding thing, or moving them, I find
endearing, not upsettling. It makes the place
      feel so much more like home.
Inhabited.
Apart from ghosts nothing lives here for long. No cats,
no mice, no flies, no dreams, no bats. Two days ago
I saw a butterfly,
a monarch I believe, which danced from room to room
and perched on walls and waited near to me.
There are no flowers in this empty place,
and, scared the butterfly would starve,
      I forced a window wide,
cupped my two hands around her fluttering self,
feeling her wings kiss my palms so gentle,
and put her out, and watched her fly away.

I've little patience with the seasons here, but
your arrival eased this winter's chill.
Please, wander round. Explore it all you wish.
I've broken with tradition on some points. If there is
one locked room here, you'll never know. You'll not find
in the cellar's fireplace old bones or
      hair. You'll find no blood.
Regard:
just tools, a washing machine, a dryer, a
      water heater, and a chain of keys.
Nothing that can alarm you. Nothing dark.

I may be grim, perhaps, but only just as grim
as any man who suffered such affairs. Misfortune,
carelessness or pain, what matters is the loss. You'll see
the heartbreak linger in my eyes, and dream
of making me forger what came before you walked
into the hallway of this house. Bringing a little summer
in your glance, and with your smile.

While you are here, of course, you will hear
      the ghosts, always a room away,
and you may wake beside me in the night,
knowing that there's a space without a door
knowing that there's a place that's locked
      but isn't there. Hearing
them scuffle, echo, thump and pound.

If you are wise you'll run into the night,
      fluttering away into the cold
wearing perhaps the laciest of shifts.
      The lane's hard flints
will cut your feet all bloody as you run,
ao, if I wished, I could just follow you,
tasting the blood and oceans of your
      tears. I'll wait instead,
here in my private place, and soon I'll put
a candle
in the window, love, to light your way back home.
The world flutters like insects. I think this
      is how I shall remember you,
my head between the white swell of your breasts,
listening to the chambers of your heart.

domingo, junio 24, 2012

Memorias frágiles

Solía suponer que mi mundo giraba en torno tuyo.
Solía suponer que mis sueños tenían de combustible los tuyos.
Solía suponer que mis ansias se debían a tus ausencias.
Solía suponer muchas cosas.

Solía suponer que lo tenía bajo control.
Solía suponer que yo era tu protector.
Solía suponer que no había luces que se consumían.
Solía suponer demasiadas cosas.

Solía suponer que los libros tenían sentido.
Solía suponer que las canciones tenían mensajes secretos.
Solía suponer que el Universo era inconmensurable.
Solía suponer, quizás, muy pocas cosas.

Solía suponer que yo...
Solía suponer que tú...
Solía suponer que nosotros...
Solía suponer nada.

Y es que,
y es que yo creía muchas cosas.
Mis ojos están abiertos. La sangre los ha abierto.
Solía suponer que tú y yo.

Solía suponer muchas cosas.
Ahora sé, ya no supongo.
Suponer no sirve de nada.

viernes, junio 08, 2012

La imperfección.

"Y, aunque sé que no era la más guapa del mundo,  juro que era más guapa que cualquiera."
Fito Páez, Joaquín Sabina y Andrés Calamaro, Más Guapa que Cualquiera

Algo leí en un libro de Kundera donde un doctor ya entrado en años aleccionaba a un joven reportero sobre la belleza de las mujeres. Si mal no recuerdo, le decía que mientras más se acercara una mujer a la perfección, menos bella sería ante el ojo, porque la impureza le daba a cada mujer un matiz especial, único, que la hacía atrayente y hermosa a quien la viera.
Pues, ¿sabes? 
Eres única.
Única como sólo tú.
Y es ese matiz tan bello, tan tuyo, lo que me tiene aquí cacheteando las banquetas.
Por ti.

miércoles, mayo 30, 2012

La sala de operaciones

Basado en un sueño, excesivamente real. Agradezco a Dyana su sugerencia de hacer este sueño más material..

Cuando desperté, estaba amarrado; amarrado a una mesa de operaciones. No estaba amordazado. Mis muñecas y mis tobillos ardían de lo bien sujetado que estaba. Forcejeé y, como es natural, no me moví un carajo. Vi el cuarto: las paredes estaban llenas de pequeñas figuras negras, que no alcancé a distinguir bien; creo que eran cráneos negros, duros, como de obsidiana. 
No sé cuánto llevo aquí. El escozor en mis brazos y piernas me dice que ya llevo varias horas inmóvil. Estoy cansado, tengo ganas de dormir. No tengo miedo. No sé dónde estoy, pero no me importa. Y es aquí cuando la puerta se abre.
Una gran puerta negra se abre ante mis ojos y sale una muchacha de mi misma edad. Su cabello, largo y lacio, muta su color de rojo a azul, de azul a violeta, de violeta a rojo en unos cuantos segundos. Su mirada, de ojos negros y expresión malévola, me miran, como quien no siente piedad por las criaturas que lleva al matadero. Me observa detenidamente, contempla cada milímetro con voracidad. Le tengo miedo. Pero vine aquí por mi propia voluntad.
Se acerca a mí, me respira. Palpa mi cuerpo con los dedos, cruza en un susurro mi vientre. Cuando termina, va a una esquina de la habitación que no puedo ver. Escucho que arrastra consigo algo, como de esas mesitas con ruedas. Se acerca y contemplo un poco espantado, pero ansioso, aquello que ella mira con tanto cariño: una bandeja móvil, llena de extraños objetos. Objetos de tortura.
Toma un pequeño piolet, más parecido a una regla T, y comprueba su filo. Al ver que, tras perforarse un poco un dedo, le escurre sangre, voltea a verme a los ojos. Unos bellos ojos negros que inundan mi alma con un placer desconocido. Dios, la deseo. La deseo con el corazón. Deseo que me lastime, deseo que me haga sufrir. Deseo estar aquí, con ella, aunque eso signifique morir en este instante.
Dios, ¿qué está haciendo? El piolet se hunde en una encía y siento que duele. Nunca supe cuando abrió mi boca, pero ahora está manando sangre. Oy, dulce placer. Ahora está perforando otra parte de mi boca. Veo cómo sus hermosos ojos me dicen que no sobreviviré. No me importa. Ya no me importa nada. Por favor, chica de los ojos hermosos, hínchame los ojos del dolor insoportable que me causarás. Hazme feliz con mi sufrimiento.
Ya dejó de jugar con mi boca. No siento la sangre. Tampoco me duele. Sólo siento una dicha enorme. Una dicha enorme de yo ser su víctima y ella, mi victimario. Me ve otra vez; sus ojos ahora son dulces, color caramelo fundido. Me mira con ternura, como un niño a su perro querido. Tengo ganas de decirle cursilerías, de repasar su cuerpo desnudo con la yema de mis dedos. Tengo ganas de poseerla, tengo ganas de liberarme y sentir su aliento junto a mi pecho. Tengo ganas de...
Un momento, creo que acaba de tomar otro objeto. Es un cetro, coronado en un cráneo lleno de agujeros, cuyos bordes terminan en filosas navajas. En el centro del cráneo, brilla una luz verde misteriosa, como si fuera el alma del cetro. Con cuidado, sin perder la vista de mí, arrastra con cuidado el cráneo por mi rostro. Siento cómo destroza mi piel con cada pasada. Siento cómo se pela la epidermis, siento cómo mis células muertas. Siento la sangre correr, aunque no vea ni un sólo chisguete escarlata. 
Siento que mis sueños se cumplen, siento que es amor. Siento que amo cómo me tortura, siento que su mirada cálida me promete un futuro mejor, fuera de este absurdo cuerpo mortal. Siento, siento, siento...
Desperté otra vez, y ahora ya no estoy en aquella tétrica sala. Estoy al lado de mi mochila, en la escuela. Mi rostro está deshecho. Me acaba de ver una mujer que hace tiempo conocí, pero que ahora ya no reconozco. Ella dice que se vengará de lo que me hicieron, que encontrará a la culpable.
Cierro los ojos, ya no escucho su voz. Por dentro soy feliz. 
Adiós.

jueves, mayo 24, 2012

Teorizar

Ayer en la noche, tenía yo la cabeza hecha un desastre. No aparentaba lo que mi cerebro pensaba (creo), pero de igual forma no me aguanté. Es muy fácil no aguantarme.
Ayer en la noche, estaba jugando League of Legends, mientras pensaba en ella, pensaba en mí, pensaba en que la extrañaba. Sin embargo, había algo en ese rodar de ideas que no me dejaba tranquilo. Entre muerte y muerte en ese juego, tenía ganas de escribir. Ganas de escribirle. Desafortunadamente, no sabía qué. Me dolía no saber. Me dolía más saber que no podía, que no sabía, porque me sentía herido, desamparado y solo, como siempre suelo sentirme (estúpidamente).
Es aquí cuando tengo que ser cruel conmigo mismo y preguntarme si lo que yo hago vale la pena. Si otra vez no estoy lastimando gente a mi costa. No lo sé. Lo he hecho, sé de lo que soy capaz y que, muchas veces, lo he hecho sin fijarme, sin intención, pero termino pegando muy duro.
Es quizá por eso, respondiendo a mis preguntas, que no pude escribirte nada. Una obsesión que afloró en miedos arraigados desde hace mucho.
Y, cuando por fin pude escribirte, tenía tanto miedo que sentía que lo que te escribiera no era sincero. Lo borré todo y apagué mi computadora.

domingo, mayo 13, 2012

Aquí va un título.

Hubo un tiempo en que pensé que escribía sólo por el mero capricho de escribir. Quesque porque escribir es un arte, una forma de expresión, una extensión de mí, etcétera. No, no creo. Bueno, ya no creo. He perdido mucho la fe. Incluso, tú eres la consecuencia perfecta de todo este desmadre que desaté en mi cabeza. Lo cual no es malo, debo aclarar. Pero no quiero te afecte. Y es por eso que no me debe afectar a mí.
Sinceramente, pienso mucho. Pienso tanto que ya no pienso. Más bien, simulo pensar, pero no estoy pensando en nada. Es por eso que escribir no es algo que denuncia, que dice; no, sólo es una forma de justificarme, de decirme lo estúpido que es el mundo, lo bien que siempre estoy yo, lo erróneo de las cosas, etc.
Sin embargo, a punta de madrazos tuve a bien (aunque me punza la cabeza, aunque no me extraña) darme cuenta que el estúpido era yo. Mi corazón duele: sabe que tengo razón, así que no pondrá objeciones al respecto. Tanta falta de cariño, de autocensura y mi propia estupidez vinieron a resquebrajarme. En cambio, hoy, no quiero llorar, no quiero lamentarme, ni tampoco esconderme. Sólo vine a confesarme, vine a decirles lo que soy. Y también algo que no niego, que acepto, pero que ya no seré.
Porque es algo que no quiero.
Es algo que me lastima y quema.
Algo que arde, que lacera.
Y no sólo a mí, sino a las muchas personas que he, muchas veces, mal querido.
Lo siento. Sé que esta entrada no curará un carajo. Tengo que escribirlo, de todos modos.
Muchas veces me he propuesto cambiar y nunca lo logro.
Esta es mi excepción. 
Despertaré, y mis ojos no querrán cerrarse otra vez.

sábado, mayo 12, 2012

Pusilánime

Tenía ganas de escribirte novelas enteras y sólo me inspiré y te escribí un par de líneas patéticas. Triste, ¿no? Querer expresarse y decir lo que siento, exprimirme la médula para decirte todo.
No pude, claro está. Mi cerebro está bloqueado y, por eso, se lacera. Escucho a Joaquín Sabina, sintiendo que sus canciones chance y me dan un aire. No, inútil.
El techo está bonito, no sé qué escribirte y ya me siento muy mediocre. Te extraño un tanto. Y no sé qué escribirte, y no escribirte me duele porque siento lo mereces, pero no te puedo dar nada más que una absurda crónica, ahora sin dedo quemado.
Te necesito aquí conmigo.

viernes, mayo 11, 2012

Ácida conclusión

Desafortunadamente, estamos destinados a morir. Y el no morir es el motor que nos lleva a grandes lugares que pudimos, alguna vez, imaginar.
Queremos ser inmortales, jamás sentir que perdemos algo. Sobre todo, la vida.
La muerte mueve al mundo.

viernes, abril 27, 2012

Olor a libro

Hace mucho no tenía esa sensación en los dedos. Esa de que dejas algo incompleto, aunque la historia ya haya terminado.
Es triste terminar un libro. Un libro es una cosa traicionera; te envuelve, te atrapa, te seduce, para que al final, se suicide y te deje con ese pésimo sabor de boca que te dice que pudo haber más pero que ya no hay por designio divino.
Volteas la última página y ¡puf! Desaparece todo ese mundo que tanto trabajo tomó construir. Es emocionante llegar a esa hoja final. Sin embargo, te desgarra un poco el corazón que ya no hay más historia a partir de ese punto. Tienes que tirar todos esos lugares, todas esas personas, todas esas situaciones que hicieron entrañable el viaje como espectador.
No sé. Siento que cuando cierro un libro, el regreso a la realidad es muy abrupto. Ese mundo de fantasía que apareció en centenares de páginas se esfuma con un sólo signo de puntuación, con un maldito punto. Me siento vacío por un momento, mientras asimilo que regresé a mi propia realidad.
Es un salto muy grande, ése de volver a donde pertenezco. Creo que volveré a leer.

martes, abril 24, 2012

Entrada estúpida de un diario estúpido

Antes de calentar mi comida y, contra mi costumbre, prendí la estufa con unos cerillos. Me di cuenta que ejercí mucha presión sobre la cabeza de la cerilla. Con eso, mi dedo se quemó un poco. Arde, todavía. Pero me hizo sentir un poco más perdido de lo que ya estoy.
Ayer pasaron cosas, muchas cosas. Fue un día extraño e interesante. Genial, en muchos aspectos. Este dedo sólo me recordó que estoy solo. Hoy, por culpa mía, me quedé atrapado. Y en parte por mi culpa, ella también.
Ahora, desde ayer en la tarde, no sé nada de ti. Vi la yema del dedo quemada y tuve muchas ganas de contártelo, aunque fuera una estupidez. Te he marcado a tu celular y lo tienes apagado; todavía hace rato, cuando mi dedo, seguía mandándome al buzón. No te conectarás en los próximos días. Me he (y creo que tú también) quedado solo.
Siento el dedo quemado. Duele, como es natural. Tengo tantas ganas de verte y de compartirte mi yema chamuscada, y encontrarte y no dejarte ir. Sin embargo, por ahora eso no será. Lo sé. Duele más que el propio dedo.
Y ahora escribo esta absurda crónica para que tal vez esto llegue a tus ojos y sientas al leerlo que, aun cuando estábamos jodidos por las circunstancias, me tenías platicándote, compartiéndote mi mundo y lo estúpido que era mi día a día.
Me iré a comer, y luego a poner algo de vitacilina en el pinche dedo.

Hubiera estado mejor que hubieras curado tú mi quemadura.

miércoles, abril 11, 2012

Fisión

¿No es increíble?
Un pequeño roce basta para explotar.
¿No es eso lo que hiciste?
Me tomaste, con un roce de tus yemas.
Exploté. 
Dios, que podría explotar de nuevo,
sólo porque sí,
porque explotar es maravilloso, 
¿no lo sabes?
Déjame,
déjame acariciarte,
explorarte y rozar
la barrera,
para encender la mecha,
para encender el mecanismo 
que te haga explotar.
Y seas libre,
por fin.

jueves, abril 05, 2012

Canciones en el viento

Dicen que tu nombre se debería escuchar con el viento.
Yo no escucho más que susurros incomprensibles.
Así me la he pasado mucho tiempo,
interpretando qué carajos me quiso decir todo ese murmullo.
He estado aquí, sentado,
leyendo las señales
sin encontrar nada.
Te sigo buscando. 
Te seguiré buscando.

Al otro día, te encontré. Pero no en el viento.
Era algo un poco más real,
más tangible.
Mas no eras tú en la realidad,
sino un espejismo.
Y te sentí más cerca,
aún cuando mi cuerpo siguiera
extrañando el tuyo.

Tiempo después, viendo el cielo pasar y cambiar a cada hora,
cerré los ojos. 
Sentí el ulular del viento en mis oídos,
cantando
rezando
implorándome que te siga buscando, 
para volver a encontrarte. 
Y me levanté, sintiendo que el viento ya me hablaba,
aunque seguía siendo un murmullo ininteligible.

Caminé, caminé, caminé.
Adelante, siempre adelante, caminé.
Seguí, mis piernas ligeras, mi corazón acelerado.
Caminé, seguí caminando. 
Hasta que mi cuerpo,
sin sentirlo, se apagó.
El viento me arrulló, no escuché más, mi cuerpo se fue.
Y el viento, suave,
me recostó al lado de tu dulce cuerpo.

Duerme, duerme, pequeña niña,
cobijada por el viento,
soplado por alguien
que te amó.

miércoles, marzo 28, 2012

Engranaje

Sé que no podrás leer esto. O que si lo lees, todo lo que a continuación te escribiré será algo ya sabido para cuando pase este texto por tu ojos. Pero ahora tengo que dejar todo salir. Dejar que brote. Llevo más de tres semanas siguiéndote fervorosamente en Twitter. No sólo con el típico "follow", sino que, también, he visto cada uno de tus tuits desde que supe me dedicaste uno. Era un poco obvio para mí, y más tarde lo confirmaste con una pequeña frase que se te escapó, que interrumpiste y completé yo. En esas tres semanas, me he ilusionado mucho. Moviste uno que otro engrane y aquí me tienes pensándote a ratos. Tal vez más de lo que debería. Poco hemos vivido juntos, pero ya repasé varias veces lo que hemos hecho. Cosas pequeñas, repetidas una y otra vez. Me entusiasma y me altera; me moví a espacios desconocidos, fascinantes y atemorizantes. Estoy un tanto perdido, es tu culpa, y la verdad, lo agradezco. Son sensaciones que corrompen al alma de formas misteriosas. Una cosa llevó a la otra y henos aquí, pequeña. Como en un buen libro, espero impaciente el desenlace de ésta, mi pequeña historia.

domingo, marzo 25, 2012

Jaula rota

Cuando tus labios tocaron los míos, sentí que por fin era quien siempre quise ser.

jueves, marzo 22, 2012

Hoy mis palabras mueren

Hoy mis palabras mueren,
se desangran mientras hacen
oraciones dolorosas.
Hoy mis palabras mueren;
reguero de sangre,
charcos de lágrimas rojas.
Hoy mis sueños mueren
porque no hay qué comer,
no hay qué decir.
Hoy mis sueños mueren,
en pasillos blancos
donde todos somos sordos
para no oír los gritos de agonía.
Las palabras mueren,
sus cadáveres arden.
Me he quedado sin voz, 
pero mi garganta aún grita,
sintiendo que se desgarra
a cada alarido
que a ella le he proferido.

miércoles, febrero 29, 2012

La entrada random, un 29 de febrero

Tengo los párpados tristes y la apatía del día siguiente.
Me pesa estar despierto. Bueno, ahorita,
sí. Sí me pesa.
Hay cosas pendientes para mañana,
libros que leer,
láminas que dibujar,
horas que vivir. ¿Vivir?
¿Qué es vivir?
La pregunta existencial salta
pero salta más por juguetona,
porque nunca se ha tomado su seriedad
en serio.
Prendo el bóiler para al rato.
En un rato más botará el piloto
y me dirá que ya terminó de calentar.
Vaya. Tremendo día.
Hoy no pasó nada y siento pasó absolutamente
todo lo que pudo haber pasado. Pero no pasó.
Nunca pasa nada. Nunca, nunca, nunca.
Es el mismo cuento de nunca acabar.
Y yo,
inútilmente quejándome un
29 de febrero.
Cuatro años más para volver a quejarme el día de hoy.
Bueno, hoy ya no, porque
en cuatro años será 2016 y no
2012. 2012 como ahorita.
Aún no cumplo años.
Ya mero es. Quiero que ya sea. ¿Por qué?
No sé. Mis párpados tienen sueño y ellos tampoco saben.

domingo, febrero 26, 2012

Cruzar la frontera

Es triste, ¿no? Cuando produce esas palabras que conmueven tu corazón y buscas su consuelo en ese mismo instante, en un momento amargado por las presiones, la potencialidad del insulto. Sí, es triste. Es triste sentir la necesidad de explotar, soltar amarras y dejar las lágrimas caer. Que su abrazo te envuelva y tú quieras deshacerte en tristes lágrimas. Pero no puedes. No puedes. Llorar te hace débil frente a sus ojos. Te vulnera. No puedes demostrar lo que sientes. No con él. De hecho, con ninguno. 
Llorar frente a ellos te ha vuelto un ser absurdo frente a sus ojos. No entienden. No pueden entender. No tienen por qué. Sigues siendo solitario. Sigues siendo el mismo tipo que puede brincar montañas, pero no un mísero escalón. 
Sigues siendo el mismo que espera lo que nunca conseguirá de sus manos. Nunca lo conseguiré, por más que sea tan fácil obtenerlo después de una simple petición. 
Un abrazo, una caricia, un "te quiero" sincero. 
Tuve que decirle adiós. Tuve que decirle adiós, porque no tenía tiempo. Tenía que entrar. No quería entrar. Por mí, hubiera corrido hacia donde nunca me encontraran, para nunca regresar a ver sus ojos, para nunca buscar lo que nunca encontraré. 
Bajé del coche, abrí la puerta negra y entré. Logré contener aquella pequeña lágrima y entré a mi casa. Saludé a mi hermano y él me recibió con una sonrisa. Yo no se la pude devolver.
Buenas noches.

jueves, febrero 16, 2012

Etanol

"Los niños y los borrachos siempre dicen la verdad"
Refranero popular


Hace mucho tiempo no te veía así: tambaleante, un poco perdido y con las mejillas sonrosadas. No estuve contigo más que unos pocos minutos antes de irnos a dormir. Igual, yo también un poco intoxicado caminé hacia la cama y me recosté. Milagrosamente, no me mareé como dicen sucede. Miré al techo y esperé.
Antes de acostarte, con tus pasos trastabillantes, tu mirada perdida y una sonrisa tranquila, balbuceando me dijiste algo que hace mucho no escuchaba de ti. Era algo con dedicatoria especial para mí. Algo que casi nunca escucho con ternura de tu voz cuando la sobriedad te domina. Algo que hace mucho tiempo quería oír. 
Me dijiste buenas noches. Sonreí. Esta vez, pudo más el cansancio que nuestra voluntad para cualquier cosa; era ya tan tarde que se había vuelto muy temprano. No me dijiste ya más. Silencio. 
Sin embargo, la sinceridad en tus palabras me dijo que no necesitaba escuchar más. Aunque no  vea esa faceta tuya muy seguido, aprovecho cada vez para disfrutar de lo que realmente me quisiste decir, de todo aquello que escondiste detrás de tu sobria madurez.

domingo, enero 29, 2012

Génesis

Hoy sentí el Universo fluir por mis venas. Un chispazo súbito en que dejé de ser materia y fui energía. No éramos muchos; éramos uno solo. Una sola ola vibrante, un solo suspiro; un solo ser.
Soy polvo de estrella hecho carne. Soy hijo de una supernova, de un hoyo negro y de un asteroide. Soy un sueño, soy una ilusión, y al mismo tiempo, soy materia pensante. Regresaré con mi familia estelar algún día. Sepan que ése será mi destino. Morid, hijos del Universo, que de ustedes nacerán galaxias enteras.

viernes, enero 27, 2012

Estrellas muertas

"Esas palabras. Me dijiste gracias, gracias por todo. Y se asomó una tímida sonrisa..." 


Y es aquí cuando mi inspiración se acabó. Un segundo más tarde ya estoy pensando en otra cosa. Y se acabó mi gana de escribir o de lo que pretendía hacer; se esfuma. Luego...


Una mariposa revoloteó. Blanca, con ligeros toques verdes en las alas pasó volando toscamente por el cuarto. Viró, viró, viró y se salió por la ventana. Con ella se fue un pequeño deseo, envuelto en lágrimas melancólicas. Quizá no regrese. No sé siquiera si yo deseo regrese.


Quisiera que lloviera. Que las gotas cayeran y sintiera como mi alma se purifica. Que observara como se caen las costras putrefactas adheridas a una purulenta piel, la mía. Que viera cómo vuelvo a ser limpio. Libre. Agua, cae, cae sobre mí.


Un enchufe me acerca a placebos anti-soledad. Aquí estoy, aquí vivo. Aquí quiero quedarme, para no sentir que muero. Que me consumo por dentro. Una morfina para el corazón que fluye por mis venas, a través de un chispazo eléctrico, transistores, capacitores y su respectiva tarjeta madre.


Estrellas muertas. Estrellas que absorben. Estrellas que consumen. Estrellas que reaccionan. Estrellas que brillan hasta apagarse. Estrellas vivas que alumbran tanto como hoyos negros. Alumbradores de planetas. Calcinadores de asteroides. Muerte, luz y claroscuros del Universo.

sábado, enero 14, 2012

Tercer piso

Lo confieso. No vi el video completo. No me gusta ver videos muy largos. Y, sin embargo, lo poco que vi, hizo que brotaran las más diversas sensaciones.
Ese olor, ese particular olor de la Redacción. Sus tiktaktiktak repetitivos. Las espaldas encorvadas, tecleando. "Hola", saludan algunos; las espaldas se enderezan, voltean hacia arriba, contestan y regresan a su habitual concentración de redactar. Un "enter" y listo. Una nota más que llega a Talleres.
Él me contó muchas veces lo que fue antes de las computadoras. Lo que era el "hueso", lo que era teclear en Olivettis y Remingtons, lo que era un linotipista y los moldes de plomo que manufacturaban.
Durante un tiempo, la Redacción fue parte de mi vida. No recuerdo si fue parte de mis aspiraciones, pero estoy seguro de que es una las cosas que quiero; sin embargo, es de ésas cosas que prefiero apartar de mí.
Casi toda mi vida ha revoloteado alrededor del Periódico de la Vida Nacional. Y muchos eventos en ella fueron por culpa de aquel tercer piso. La Esquina de la Información albergó a mi familia, la acogió y le dio sustento. El búho vio cómo la Línea Privada se escribió en la calle, mientras en mi casa se gestaba una Revolución, de la cual sufrí su daño colateral.
Excélsior vio a mis padres caer. Excélsior vio a mis padres irse. Excélsior quiere verme. Pero yo no quiero.
Yo no quiero caer. Yo no quiero desvanecerme entre lo que fue y lo que ahora es el tercer piso. Yo no quiero formar parte de un mundo que amo, pero que aborrezco. Yo no quiero caer. Yo no quiero destruir. Yo no quiero morir.
Muerte a mí mismo.
O muerte al periodismo

domingo, enero 08, 2012

Crónicas - Caldo

Ora sí que me he sorprendido. Son más de la una de la mañana y quiero un caldo de pollo. Así, uno de esos labrados a la antigua, cocinado en una olla tan grande como los tambos de los tamales, en un local humilde y pequeño donde te exhiban los pollos destripados en una grasienta vitrina, al lado de las mesas. Me siento un poco embarazado *risas*
Sí, uno de esos ricos caldos donde solía llevarme mi padre. Sigo siendo melindroso para casi cualquier cosa que no sea un deshebrado. Sin embargo, tienen su toque. Ese olor tan particular y penetrante de un destilado de lípidos humeantes llega a la nariz y provoca hambre. Una cucharadita de chile molido, un poco de pan o unas tortillas, y ¡listo! A comer, se ha dicho.
Eso sí, nunca hay que abusar del irritante chile: en ocasiones, ponerle demasiado al caldo anula el sabor del mismo pollo, volviéndolo incomestible y una potencial bomba contra nuestro sensible estómago. Hay quienes, también, optan por omitir el picante y sólo vierten limón. Están en su derecho, puesto que un caldo solo, sin algo que modifique su sabor a pollo sin nada, no es más que un vil caldo.
Caliente, despidiendo vapores olorosos, con volumen y con un buen color. Quiero un caldo de pollo. Rico, caliente y recién hechecito. Como siempre debiera ser.



jueves, enero 05, 2012

Hemo

"I'm not here. 
This isn't happening. 
I'm not here."
How To Disappear Completely, Radiohead


Un corazón no se limita a vivir y bombear sangre.
No se limita a sólo ser un órgano que vive en nuestro seno.
No se limita a trabajar, a oxigenar y mantener.
No, no es así.
Es un ser despiadado. Chantajista y manipulador.
Contradice. 
Hiere y destaza.
Prefiere corroerse antes que perder el orgullo.
Prefiere cortar un brazo cuando sólo hace falta curar un dedo.
Cruel, en segundos vuelve en demencia
un trozo de cariño. 
Se jacta de tener sentimientos.
No tiene, siquiera, empatía.
Es un ser despiadado. Chantajista y manipulador.
Traiciona a quien lo porta,
acuchilla a quien lo use.
Le entrega arrepentimiento, tristeza 
y soledad,
a cambio de satisfacer sus deseos.
Y no contento con eso, 
continúa sus caprichos,
sus vicios y crímenes contra quien ose enfrentársele.
Es un ser despiadado. Chantajista y manipulador.
Un corazón no se limita a vivir y bombear sangre.
También es victimario.
Victimario de quien 
lo toca
sin conocer con quién está tratando.

domingo, enero 01, 2012

Bitácora del día

Así que mi año terminó en medio de sermón religioso. No me agrada. No, no me agrada. El incienso, el choro. Me engenté y preferí salir, respirar, ponerme audífonos y perder mi tiempo desde la homilía. Llegando a casa de la tía después de la fundamental misa, aún más choro; ahora ritual pagano mezclado con creencia católica (calzones, maletas, rituales, mamadas y así). 
Me moría de hambre. En Televisa pasaron su fundamental especial de todos los años. Vimos la cuenta y pos cuatro veces dong, dong, dong. Rano Pano de Mogwai me había puesto muy perdido. Lost in space. Divagué mucho antes de sentarme a comer, de brindar, de las uvas y de que, por culpa de una confusión, casi le estampo un beso al primo (juro que fue mala sincronización). Cosas bonitas, que entibiaron mi cabeza un muy buen rato, rondaron por ahí, errantes y sin rumbo. Y yo, igual.
Luego vino la cena. Sólo había desayunado y eso fue a las 11 de la mañana. El bolillo no resistió el ataque brutal que lancé, el cual diezmó a su ejército en un 35%. Pavo en no sé qué, pasta en no sé qué y romeritos. Ya no aguanté pa'l pastel, y eso que esa parte fue nuestra contribución. 
Al final, vi a mi hermano quedarse dormido y me fui con él. Dormí media hora. Soñé algo; el intempestivo despertar media hora después me hizo olvidarlo. Sin embargo, estoy seguro que fue genial.
Son las 4:19 de la mañana. Me gustaría ver despertar el nuevo día del nuevo año. Probablemente no resista.
Bitácora's over. Cambio y fuera.