Hoy mis palabras mueren,
se desangran mientras hacen
oraciones dolorosas.
Hoy mis palabras mueren;
reguero de sangre,
charcos de lágrimas rojas.
Hoy mis sueños mueren
porque no hay qué comer,
no hay qué decir.
Hoy mis sueños mueren,
en pasillos blancos
donde todos somos sordos
para no oír los gritos de agonía.
Las palabras mueren,
sus cadáveres arden.
Me he quedado sin voz,
pero mi garganta aún grita,
sintiendo que se desgarra
a cada alarido
que a ella le he proferido.
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