lunes, mayo 03, 2010

Escarabajos verdes


Por las calles citadinas, zumba un pequeño ser, redondo y compacto. Es verde. Qué extraño, ya casi no hay escarabajos, mucho menos verdes. Este veterano aún sigue en servicio, verdaderamente orgulloso del legado que él y sus compatriotas verdes han dejado para muchas personas.

Él es ruidoso, como los verdaderos insectos deben serlo. Está a las vivas, por si las personas necesitan de su ayuda. Ya lleva muchos años en servicio pero no quiere jubilarse. Jubilarse significa rendirse. Rendirse requiere cobardía, él no es cobarde. Él es un soldado de la vieja escuela, servicial, noble e incansable. Sus fuerzas ya no le permiten hacer grandes cosas y su sucesor ya no es más que un chico fresa. Su gloria de otros tiempos se desvanece. Pero él continúa.

Oh, mira eso. alguien le ha levantado la mano, le hizo la seña. El senil escarabajo se orilla, le da la mano a aquella guapa señorita y se la lleva con él. Se dirigen a casa de la muchachita. Ella está cansada y sus piernas ya no aguantan más el caminar. El escarabajo sabe cómo tratar estos casos y brinda un poco de su seguridad a la pobre mujer. Conoce bien el camino; zigzaguea rápido entre los carriles de asfalto, toma la ruta más corta. Ya está en frente de la puerta principal.

La señorita, aliviada, agradece infinitamente a aquel insecto verde. Se aleja, se despide y entra a su hogar. El escarabajo verde hace lo propio, mas no se va a la calidez que brindan los hogares, no. Él seguirá ayudando, es su deber.

Seguirá ayudando, aunque el día de mañana se vuelva de color rojo con matices dorados. Hasta el final de sus días.

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