"Por más caliente que esté el agua, el frío sigue ahí"
-Anónimo
No existen razones para dejar de ser.
Pero dejo de existir para el mundo, incluso de mí mismo.
Pero dejo de existir para el mundo, incluso de mí mismo.
No sé quién soy.
No sé cuál es mi nombre.
No sé qué estoy haciendo.
Un impulso.
Una palabra.
Una sensación me orilló a todo esto.
A dejar de ser, sentirme excluido de mí por mí.
Me arrinconé.
Y él tomó el control.
Vi cómo sus manos destrozaban el mundo.
Vi cómo sus ojos tenían una chispa de locura.
Vi cómo sus labios se abrían en muecas crispadas.
Dentro de mí estoy yo.
Y está él.
Él salió y se vengó de mí.
De haberlo tenido tanto tiempo huyendo de la razón.
Armó una revolución y ahora tomó la batuta.
En este lugar no hace más que frío.
El calor se fue.
Mis pensamientos derruidos.
No puedo hacer más.
Soy perseguido por mis demonios.
Demonios que se alimentan de sensaciones.
Demonios que se mofan de mis argumentos.
Demonios que regresan del exilio.
Demonios que controlan y arruinan todo lo que construí.
No puedo hacer más.
Por dentro, él controla.
Para él, estoy muerto.
Y quizá,
sólo quizá
en verdad lo esté.
No hay comentarios:
Publicar un comentario