For a time, forever yours.
¿Qué haces sentada ahí?, le dije, si yo te hacía a varios kilómetros de aquí. Tu mirada delataba tus inevitables ganas de dormir. Seguramente mi semblante era el mismo. Me sonreíste, cansada. Te sonreí. Te tomé entre mis brazos, olvidando por completo mi pregunta. Nos acostamos, te acurrucaste contra mi pecho. Susurramos, nuestra voz siendo eco de cuánto sueño nos embargaba en aquel momento.
Oías mi corazón tranquilo, sintiéndose en paz en una noche citadina sin estrellas. Tus brazos, reposando contra mi pecho, se relajaban lentamente. Cerraste los ojos. Cerré los míos.
Cobijados por el mismo cielo, por el mismo sueño, fuimos a encontrarnos otra vez, mientras los corazones bailaban frente a frente, retozando, tomándose de la mano, riendo y compartiendo labios. Sumergidos, alegres, inseparables.
Siendo uno, aún siendo dos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario