sábado, junio 04, 2011

Ícaro

Hoy me puse a esperar mucho del efecto de una causa. Un pequeño oasis en el pequeño, de apariencia inmensa, desierto del tiempo. No. Una vez más volé tan alto que el Sol derritió mis alas y caí inevitablemente al océano.
Es el gran pecado capital de cualquier soñador. 
Y ahora, entre las aguas turbulentas, tengo que volver a encontrarme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario