Y me di cuenta que todo este malhumor es...
Porque toda esa familia interesante, llena de historias, de sueños, de anécdotas de cariño, de la que siempre supe maravillas, de sus ideas e ingenio...
Ya no existe...
Todos ellos están lejos, de una u otra forma. Y mientras pienso en esta lejanía, ellos ya no tienen a quién revelar su mundo. Y sus pensamientos mueren. Aunque haya quién quiera escucharlos. Aunque yo quiera escucharlos, sus mentes no tienen fuerzas para hablarme. O simplemente, ya no existen.
Tantos cofres de tesoro sin un mapa.
Y yo, queriendo encontrar el agua donde hace años dejó de haberla.
Larga vida a mi recuerdo...
(por lo menos...)
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