Perdido en sí mismo, perdido de sí mismo.
Delirando sueños despierto,
añorando delicias lejanas.
Queriendo salir, huir, correr.
Deseando jamás volver.
Sollozando.
Acongojado.
Triste.
Domado por una tristeza insólita, de origen desconocido,
de efectos vastos, de lágrimas ácidas, de labios sin destino,
de soledades amargas, sin sentido, de sentimientos tontos
que no deberían de existir
porque yo permití que florecieran
cuando no debí.
Porque yo he muerto
en silencio.
Una navaja clavada,
filo de los sinsentidos
que chorrea un fino hilo,
un fino hilo de lamentos.
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