viernes, junio 25, 2010

Diálogos de mésenller. Día 2


Día 2
Jueves
Él se acaba de conectar.

Ella: Hola!!
Él: Hola!! Cómo estás, preciosa?
Ella: Bien, bien. Y tú?
Él: También bien.
Ella: Fue muy bonito verte hoy.

(Yendo en retrospectiva, ellos sí se vieron hoy. Aunque fueron escasos cinco minutos. Donde hablaron de nada. Ejem, prosigamos)

Él: Sí, lo sé. Hoy te veías muy bien.
Ella: Gracias :D
Él: xD

(Una vez más, no hay más qué decirse entre ellos dos. Germinan las preocupaciones...de un único bando)

Ella piensa:
Por qué no escribes nada más? Es que ya no me querrás? No, no puedo pensar eso. ESO NO PUEDE SER CIERTO!! Yo sé que tú me quieres, me quieres en serio. Yo lo sé.

(Mientras, del otro lado, él piensa en cualquier otra cosa. Menos en ella. Hasta que recorre la infinidad de conversaciones que ha abierto y encuentra la que mantuvo con ella hace casi una hora)

Él: Y cómo has estado??

(En el otro monitor deslumbran estas palabras, agua en medio del desierto para ella. Aunque la pregunta pudo haber sido otra...)

Ella: Pues, bien.

(Cinco minutos...)

Ella: Odio al profe de mate.
Él: Sí, es un fastidioso.
Ella: No puedo creer que me haya reprobado!!!
Él: Qué? Maldito... A mí también.
Ella: Qué mal.

(El fundamental tema termina. Una vez más, el silencio reina y la duda se siembra. Aunque ahora no hay mucho tiempo para preguntarse.)

Él: Ya me tengo que ir.
Ella: De verdad? No, no te vayas.
Él: Yo tampoco quiero irme. Pero tengo que hacerlo, querida mía. Hay cosas que requieren mi atención. Adiós. Nos vemos mañana, ok?
Ella: Sí, está bien. Bye.
Él: Te quiero.

Él aparece como Desconectado.

Ella: Yo también.

(A su última frase, ella no presionó ENTER. Se quedó entre líneas porque ya no hubo receptor. Ahora, con un nudo en la garganta, tiene que tragarse las palabras que no alcanzó a publicar. Usa BACKSPACE, cierra la conversación y se va llorar una que otra lágrima sorda)

Ella aparece como Desconectada.

Diálogos de mésenller. Día 1




(Inspirado en hechos reales, una nota [Amo a mi pantalla] y una clase)

Día 1
Miércoles
Él se acaba de conectar.

Ella: Hola!!!
Él: Hola
Ella: Hoy te vi!!!
Él:
En serio?!?! Dónde?
Ella: En el patio, hoy en el recreo.
Él: Uy, pues yo no a ti.
Ella: No? :(
Él: :(
Te extrañé muchísimo...
Ella: Yo también...
(Pasan 15 minutos de 'silencio'[sin el "tururí"])
Él: Mañana hay que vernos, va?
Ella: Sí, sí. Va!
Él: Dónde quieres, preciosa?
Ella: Jeje. En -Inserte lugar aquí-. Ok?
Él: Sí.
(Pasa ahora una media hora)
Ella: Y qué me 123?
Él: Nada. Y tú?
Ella: Tampoco.
(Diez minutos después)
Él: Ya me voy. Te quiero mucho.
Ella: Ciao, te cuidas, te quiero muchísimo.
Él: Yo también. Nos vemos mañana.
Ella: Bye.

Él aparece como Desconectado.

Ella piensa:
Creo que yo no lo quiero. Él es un tipo genial y muy buena onda. Yo lo sé. No, yo no lo quiero.
Yo lo amo.
Él piensa:
Creo que ya tengo novia.

viernes, junio 04, 2010

Corrosión

Conforme pasa el tiempo, el ácido y el tiempo siguen su difícil camino para pasar al otro lado de un metal. Continúan, actuando en conjunto para acelerar esa perforación que realizan con esmero. Y cuando traspasan el duro material metálico, se detienen y deciden volver a atacarlo por otro flanco hasta que del objeto no queda más que una masa amorfa y triste.

Cada cosa me corroe. El tiempo sigue siendo tiempo, mas el ácido siempre cambia de composición. No importa; igualmente quema, destruye, lacera. Sí, lentamente se van cayendo algunas paredes dentro de mis pensamientos cuando los dos tienen suficiente espacio para coexistir.

¿Qué corroen? No lo sé, muchas cosas. Les gusta a los dos destruir parejo, sin distinción alguna. Siempre se acomodan para destruir los cimientos de cualquiera de mis estructuras. Siempre quieren colapsar mi sistema interno con cada golpe que sus corroídas acciones me propinan. Siempre. Y no entiendo por qué.

Es una pareja implacable de destrucción masiva.

Aunque es cierto. A veces, deseo completamente corroan parte de mis entrañas. Que destruyan parte de mí, que la aniquilen con sus poderosas armas. Sí, quiero que la deshagan, porque a mí no me gusta convivir con esa parte de mí, más destructiva aún que el dúo corrosivo. Sin embargo, que yo sepa, jamás me han hecho verdadero caso. Prefieren corroer lo que yo no quiero sea corroído. Y me obligan a empezar de nuevo. Detestable...

Es algo inevitable. No se puede evadir el hecho de que el tiempo y aquellos ácidos me corroan lentamente. Siempre trabajan arduos, empeñados en su lenta y costosa labor. Y cuando ellos por fin me dejen en paz, yo sabré que aquel día tendré que irme. Porque ya no hay más que puedan corroer. Ya no hay más que construir; no hay nada más que destruir.