jueves, abril 29, 2010

Los seres de la aeronave gris


Una aeronave gris muy felpuda se estaciona arriba de mi cabeza. Otra vez, los seres que la tripulan planean atacarnos. Malvados como son, transforman algo que nos parece bueno en algo terriblemente malo. Aunque, definitivamente, por aquí no son capaces de hacer gran cosa. Todo su armamento o se acaba antes de ver resultados o termina tragado por alguna coladera.

Esos seres deben de estar furiosos. Saben que sus compatriotas del sur, más cerca de la selva tropical, han hecho estragos entre la sociedad humana. Pero por aquí, no pueden ser más violentos y fieros ejércitos que cuando se tapa el drenaje por algún descuidado indigente que tiró, a propósito o sin querer, basura que obstruye las rendijas. Acá son unos inútiles, incapaces de atacar con poder como en su momento lo fueron romanos y nacionalsocialistas.

Afortunadamente para la mayoría, ellos son incansables. No cesan de atacar la tierra. Y eso, reverdece prados, provoca accidentes, nutre cuerpos y proliferan muchas cosas.
Aunque algo es cierto. Después de tanto intentar lo que parece imposible, se quedan sin recursos y regresan a su país. Volverán en la primavera, con planes listos para la siguiente precipitación que tal vez acabe, de una buena vez, con todos nosotros.

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